Esta novena ha sido inspirada con el deseo no solo de ofrecerla los nueve días si no que trascienda a todo nuestro interior para hacer de este sacramento el corazón de nuestra vida.
El Santo padre Juan Pablo II nos ha dejado la gran inquietud acerca de la mejor riqueza que tiene nuestra iglesia, la presencia viva de Jesús Eucaristía y por eso con motivo del año de la Eucaristía (orientada en la carta apostólica MANENOVISCUM DOMINE del 7 de octubre del 2004) ha surgido en mí la gran inquietud de que hagamos más conciencia acerca de este milagro de amor ya que en la Encíclica ECCLESIA DE EUCHARISTIA se nos habla de este sacramento como “fuente” y “culmen” de toda la vida cristiana invitándonos a un renovador fervor en la celebración y adoración de la Eucaristía.
