El desapego, según la filosofía estoica, es una actitud de ecuanimidad, serenidad y autocontrol frente a las circunstancias de la vida, especialmente aquellas que no dependen de nuestra voluntad. Los estoicos consideraban que el desapego era una virtud que caracterizaba al sabio, pues este era capaz de vivir conforme a la naturaleza y a la razón, sin dejarse perturbar por las pasiones, los deseos, los placeres o los dolores emocionales.
Practicar el desapego no es resignarse ni renunciar. Es abrir la mano poco a poco, sin prisas, para dejar ir aquello que ya no nos pertenece. Practicar el desapego es respirar profundamente y decir adiós, con la certeza de que lo mejor está por venir. Practicar el desapego es confiar en que el futuro siempre depara nuevas oportunidades. Es entender que aferrarse al pasado sólo nos causa dolor. Es despedirnos sin dramatismos, sabiendo que hay muchos caminos por recorrer y muchas personas por conocer. Practicar el desapego no es olvidar, ignorar ni reprimir. Es asumir que hemos avanzado y madurado. Es permitir que el pasado sea sólo eso, pasado, y vuelva a ser ligero e inocuo como el polvo que se lleva el viento.
Este libro, que puede cambiar tu vida en muchos aspectos, es una invitación positiva y entusiasta para explorar el desapego que sana y libera. Al practicar el desapego y soltar todo el lastre emocional que nos pesa, la vida podrá fluir con mayor libertad. Aprenderás a confiar, aceptar y abrazar el cambio. Porque sólo cuando practicamos el desapego, podemos levantarnos y volver a empezar.
