Cómo aumentar tu inteligencia - Juanjo Ramos

Cómo aumentar tu inteligencia

Por Juanjo Ramos

  • Fecha de lanzamiento: 2021-02-09
  • Género: Psicología

Descripción

La inteligencia no consiste sólo en el número de cursos de matemáticas que has estudiado, en la rapidez con la que puedes resolver un algoritmo o en el número de palabras que componen tu vocabulario. La inteligencia es la capacidad de abordar nuevos problemas, saber extraer sus elementos clave y resolverlos, para luego utilizar los conocimientos adquiridos para solucionar los próximos y más complejos desafíos. Inteligencia es imaginación, creatividad e innovación, y de saber utilizar estas capacidades para hacer del mundo un lugar mejor. Este es el tipo de inteligencia que es verdaderamente valioso, y este es el tipo de inteligencia que deberíamos buscar y entrenar.

Lo que conocemos como coeficiente intelectual es en realidad un compuesto de múltiples elementos: En muchas teorías sobre la inteligencia se distingue entre inteligencia fluida y cristalizada. La inteligencia fluida comprende el conjunto de capacidades que intervienen en el manejo de entornos novedosos y, sobre todo, en el razonamiento abstracto. Por su parte, la inteligencia cristalizada es la acumulación de hechos, vocabulario y habilidades que reunimos a lo largo de nuestra vida.

Cuando hablamos de entrenar la inteligencia, no estamos hablando del mero hecho de aumentar el volumen de datos aprendidos o fragmentos de conocimiento que podemos acumular, o lo que se conoce como inteligencia cristalizada. Entrenar la inteligencia no es un entrenamiento de memorización; es casi lo contrario en realidad. Se trata de aumentar la inteligencia fluida, es decir, la capacidad de aprender nueva información, retenerla y utilizar ese nuevo conocimiento como base para resolver el siguiente problema o aprender la siguiente habilidad, y así sucesivamente.

El gran ‘pero’ es que demasiada inteligencia cristalizada puede inhibir peligrosamente la inteligencia fluida. La sociedad y el sistema educativo actuales tienden a centrarse demasiado en la inteligencia aprendida, premiando a los estudiantes simplemente por memorizar y digerir información, o por su destreza física en lugar de por la creatividad y la inteligencia innata. El aprendizaje en exceso riguroso y encorsetado puede inhibir la inteligencia fluida, porque muchos expertos creen que la inteligencia fluida brilla a través de actividades no académicas y menos convencionales, en lugar de las actividades y exámenes habituales en las organizaciones educativas de hoy en día.

Hoy más que nunca es especialmente importante alimentar el crecimiento de la inteligencia fluida. Al fin y al cabo, vivimos en un mundo mentalmente sedentario en el que ya no necesitamos memorizar direcciones, orientarnos espacialmente, ni sabernos las reglas ortográficas ni las operaciones matemáticas elementales. Por tanto, ejercitar con diligencia nuestra memoria y nuestras habilidades cognitivas resulta crucial si no queremos que nuestro cerebro se atrofie.