Quizás, sin saberlo, Ángel Santiesteban ha adoptado el método de vivir, el modo de ser de los irreverentes: reparar en y a través sus mundos creados todo lo que no puede cambiar con su accionar como ser social.
Quizás por esa razón en su literatura esa irreverencia no sea visible, al modo de esos costurones que podemos encontrar en algunos narradores que intentan ser críticos con su realidad más por modismos que por credos. Su irreverencia permanece allí, en toda su obra, disimulada en pequeños pero subversivos signos invisibles que le conceden esa voz propia, esa tipicidad, ese sello especial con el que Santiesteban ilumina cada libro que escribe. (Amir Valle)
