El que no ve el amor en todas partes no lo verá en ninguna parte, así lo piense o así desee sentirlo.
El amor es la divinidad que reflejamos y se refleja en nosotros. Si no vemos la divinidad por todas partes no lograremos verla ni sentirla a través de los credos, rezos o religiones; estos últimos solo son tutores, “coaches” o facilitadores…
La divinidad del amor o Dios, como muchos la sentimos, la experimentamos, la mentamos o la creemos conocer… esta al igual que nosotros en el aquí y en el ahora… por una simple razón… porque siempre es, al igual que nosotros que siempre somos…
La divinidad del pasado o del futuro son solo productos de una mente distorsionada por las necesidades existenciales y los intereses de unos para el dominio de muchos…
El tiempo es de la mente, del corazón y del cuerpo. Nosotros vivimos en la mente, en el corazón y en el cuerpo temporalmente para experimentar la divinidad que reflejamos y nos reflejan…
Somos infinitamente más lo que no sabemos de lo que sabemos o creemos saber.
Este experimento existencial de “pensar con el corazón” solo intenta despertar inquietudes sobre lo que no sabemos que somos… con la única intensión de aprender a disfrutar de nuestro reflejo en los demás y del reflejo de los demás en nosotros.
