Según los resultados del estudio ‘Impacto emocional en la enfermedad crónica’, presentado por la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), en colaboración con la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y el apoyo de Fundación ONCE.
En torno al 70% de las personas con enfermedad crónica experimentan síntomas depresivos como cansancio, tristeza o apatía
En torno al 70% de los pacientes crónicos experimentan síntomas depresivos debido a su enfermedad como cansancio y fatiga (el 88% lo experimenta a menudo o habitualmente), tristeza (70%), problemas de sueño (71%) y apatía (67%), siendo la depresión experimentada como tal en un 48% de los casos.
Así lo ha dado a conocer la directora general de la Plataforma de
Organizaciones de Pacientes, María Gálvez, durante la presentación del estudio ‘Impacto emocional de la enfermedad
crónica’, que ha tenido lugar este miércoles en la sede de Fundación ONCE y
que ha sido inaugurado por el vicepresidente ejecutivo de la Fundación ONCE, Alberto Durán, y la presidenta de la
POP, Carina Escobar.
Además, otros
síntomas asociados al impacto emocional de la enfermedad crónica son los
relacionados con el estrés (64%) y
la ansiedad (60%), así como con el miedo (44%) y la angustia (47%) que supone vivir con una enfermedad crónica.
En el estudio, que ha sido
elaborado por la propia POP en colaboración con la Universidad Complutense de
Madrid (UCM) y el apoyo de Fundación ONCE, han participado un total de 541 personas con enfermedad crónica, entre los meses de
abril y junio de este año, 2021. El objetivo del mismo es identificar y valorar el impacto que tiene la enfermedad crónica sobre
el bienestar emocional de las personas que conviven con ella, teniendo en
cuenta que lo más frecuente es que la salud emocional empeore, cuando los
pacientes sufren agravamientos de la enfermedad, limitaciones funcionales, en
momentos de crisis, o brotes.
Durante la presentación, en la
que ha participado también el profesor de sociología e investigador del
Instituto Complutense de Sociología para el Estudio de las Transformaciones
Sociales Contemporáneas (TRANSOC) de la Universidad Complutense de Madrid
(UCM), Millán Arroyo, se ha puesto
sobre la mesa que la intensidad con la
que han sentido el impacto emocional en el peor momento de su enfermedad
los pacientes crónicos se sitúa en una media
de 7,4 puntos en una escala que va de 0 a 10. En este punto, la mayoría de los encuestados
consideran que dicho impacto no está en
la actualidad superado y tan solo el 7% aseguran que sí lo ha superado.
Deseo de seguir con la misma vida y el aislamiento: grandes
limitaciones
Según el estudio, las dificultades
y limitaciones que afectan a menudo a la mayoría del colectivo son no poder llevar la misma vida que antes de la
enfermedad (el 79% indica que le ocurre a menudo o habitualmente), concentrarse (68%), trabajar (60%), estudiar (44%), hacer las tareas domésticas (54%). También destaca
la dificultad para relacionarse con otras personas (43%), problemas de pareja
(42%), para desplazarse (41%) y para llevar una vida independiente (38%).
Por otro lado, los sentimientos,
pensamientos y situaciones con impacto negativo sobre la enfermedad crónica son
frecuentes y muy variados. En este sentido, causan especial impacto los relacionados
con la sociabilidad: salir cada vez
menos (el 69% declara que le ocurre a menudo o habitualmente), sentirse aislado/a (56%) o disminuir el contacto con amigos (67%),
o la irritabilidad con la familia
(58%). También en segundo plano son muy destacables los diversos sentimientos
de culpa, como ser una carga para la familia (48%).
Impacto en la propia enfermedad
Durante la presentación del estudio, la
directora de la POP, María Gálvez, ha desvelado una serie de datos “muy
preocupantes” para el colectivo de pacientes crónicos como, por ejemplo, que los
problemas emocionales que la enfermedad crónica pueden redundar en un empeoramiento de la propia enfermedad (el
76% declara que le ocurre a menudo o habitualmente), incluso que los pacientes atiendan menos a los síntomas
(85%), no tengan ánimo para afrontar la enfermedad (89%), descuiden su
alimentación (79%), dejen de seguir las prescripciones médicas (47%), se salten
citas médicas (35%) o dejen de asistir a revisiones (19%).
Por último, el informe detalla que la situación vivida por la pandemia
de la COVID-19 ha empeorado la salud mental de las personas que conviven con
enfermedades crónicas, añadiendo factores nuevos de impacto negativo a los
específicos de la enfermedad y agravando estos últimos. Así, el 57% de los pacientes crónicos
encuestados manifiesta haber sentido mucha ansiedad o miedo frente al 18% de la
población. Por otro lado, el 58% declara sentirse muy triste o deprimido,
frente al 22% .
Recomendaciones
A continuación ha tenido lugar una
mesa de debate moderada por el director de la agencia de noticias Servimedia, José Manuel González Huesa, que ha
contado con la participación del secretario general del Consejo General de
Enfermería, Diego Ayuso; la propia
presidenta de la POP, Carina Escobar;
el experto del Área de Salud Mental de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), Antonio Torres; y el vocal del Consejo General de la Psicología de
España, Carlos van-der Hofstadt.
En este sentido, la presidenta de la POP, Carina Escobar, ha asegurado que los datos del estudio muestran que existe un “grave” problema de impacto emocional en la enfermedad crónica que hay que abordar estableciendo protocolos de intervención preventiva desde los momentos iniciales, ofreciendo apoyo psicológico y técnicas para el manejo de la enfermedad, como parte del tratamiento, así como aumentar la proporción y frecuencia de personas atendidas por profesionales de la salud mental.
De la misma manera, Escobar ha defendido la
necesidad de poner en marcha medidas para reforzar y fortalecer las relaciones
personales y redes de apoyo, priorizar
la atención y toma de medidas entre hombres y mujeres que se encuentren en una
situación de riesgo más elevado de impacto emocional, fomentar la inserción
laboral de las personas con una enfermedad crónica, impulsar campañas de prevención
y concienciación que ayuden a prevenir y a eliminar el estigma de la salud
mental relacionado con la enfermedad crónica.
Por otro lado, ha puesto sobre la mesa la
importancia de innovar en los procesos de
cuidar a las personas mas frágiles, procesos multidisciplinares, atencion social
y sanitaria y recursos suficientes para poder afrontar con profesionales de la
salud mental, así como poner en marcha de forma urgente la
Estrategia Nacional de Salud Mental.
Por su parte, el secretario general del
Consejo General de Enfermería, Diego
Ayuso, ha querido señalar la importancia en toda esta estrategia de la
comunicación directa con los pacientes. “Es terapéutica”, ha destacado.
Asimismo, ha insitido en la necesidad de una mayor inversión para el Sistema
Nacional de Salud en general y para Atención Primaria en particular ya que “es
absolutamente necesaria para fomentar una mayor calidad de vida y unos hábitos
saludables”.
En la misma línea, el experto del Área de
Salud Mental de la Sociedad Española de
Médicos Generales y de Familia (SEMG), Antonio
Torres, ha destacado que “para afrontar esta situación hacen falta
recursos, empezando por el tiempo. Necesitamos tiempo para atender a los pacientes,
no puede ser que solo contemos con 5 o 10 minutos de media”. Asimismo, destacó
como “grave” la falta de profesionales en Atención Primaria para poder dar una
mejor atención al paciente. “Un paciente bien informado es un paciente más
colaborador, por todo ello debemos saber transmitir una información correcta y
derivarles a las asociaciones de pacientes”, ha afirmado.
Finalmente, el
vocal del Consejo General de la Psicología de España, Carlos van-der Hofstadt, ha querido
destacar el problema que se encuentran los pacientes cuando se les quiere
derivar a un psicólogo: “es fundamental que el médico tenga la posibilidad de
derivar a su paciente”, es decir, que sea el psicólogo o el psiquiatra quien
entre también a formar parte del tratamiento. Así, ha alertado del gran déficit
de profesionales psicólogos en el SNS: “hay un ratio de unos seis por cada cien
mil personas. Cada psicólogo estaría atendiendo a unos 18 mil pacientes, más
del doble de la media de Europa”. Cifras, a su entender, que hacen inviable un
correcto tratamiento y una intervención tan eficaz como la mayoría de los casos
requiere.
Los ponentes cerraron el debate hablando de la
estigmatización de las enfermedades de salud mental, afirmando que también la
enfermedad crónica sufre estigma y destacando que es fundamental cuidar el
aspecto emocional para lograr una mejor calidad de vida.