Desde unicef ​​alertan de que el nuevo y mortal aumento de casos de covid en el sur de Asia amenaza con revertir los avances mundiales contra la pandemia y tener un impacto desproporcionado en los niñ

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Joana Perez Martorell, portavoz de UNICEF en India, Asegura que “Las escenas que están presenciando en el sur de Asia no se parecen a nada a lo que han visto antes.

Los familiares de los pacientes piden ayuda mientras la región sufre una grave escasez de oxígeno medicinal. Los exhaustos trabajadores sanitarios están al borde del colapso. Nos enfrentamos a una posibilidad real de que nuestros sistemas de salud lleguen a un punto crítico, lo que provocaría aún más pérdidas de vidas.

 

La acción urgente y un liderazgo firme son indispensables para detener la catástrofe. Los gobiernos deben hacer todo lo que en su mano para detener la devastación, y los aliados que pueden enviar ayuda deben hacerlo de inmediato. La comunidad internacional debe dar un paso adelante sin demora. No se trata solo un imperativo moral. La nueva ola mortal en el sur de Asia nos amenaza a todos. Tiene el potencial de revertir los logros mundiales contra la pandemia, conseguidos con tanto esfuerzo, si no se detiene lo antes posible.

 

No olvidemos nuestra responsabilidad individual. Cada decisión que tomamos tiene el potencial de alterar el curso de este aumento y de salvaguardar o poner en peligro la vida de quienes nos rodean. Puede que estemos exhaustos, pero el virus aún no lo está. Ahora más que nunca debemos comprometernos a llevar mascarillas, lavarnos las manos con jabón con la mayor frecuencia posible, mantener la distancia física y vacunarnos si tenemos la oportunidad.

 

Los niveles tan bajos de vacunación en el sur de Asia incrementan la probabilidad de que el virus se salga aún más de control. En casi todos los países de la región, con la excepción de Maldivas y Bhután, se han vacunado menos de 1 de cada 10 personas. Ahora más que nunca, debemos asegurarnos de que las vacunas lleguen de manera equitativa a todas las poblaciones. La fabricación debe aumentar, la tecnología debe transferirse y las dosis se deben compartir de manera equitativa. Ninguno de nosotros está a salvo hasta que todos lo estemos.

 

Mientras trabajamos para responder a la emergencia de salud pública, no podemos olvidar el profundo impacto que tiene la pandemia en los niños y niñas. Los niños se ven afectados directamente por la enfermedad en mayor número que nunca. Están perdiendo a sus padres y cuidadores, convirtiéndose en testigos de escenas que ningún niño debería ver jamás y quedando aislados de sus escuelas y redes de apoyo vitales. Y a medida que los recursos se desvían y los servicios se saturan, los servicios de salud esenciales de los que dependen en gran medida, incluidos los programas de inmunización rutinarios, corren ahora el riesgo de verso comprometidos, si no clausurados.

 

Si esto sucede, una vez más serán los niños y las familias más vulnerables los que sufrirán más. La primera ola de la pandemia provocó recortes drásticos en la disponibilidad y el uso de los servicios de salud pública esenciales en el sur de Asia, lo que nos costó la vida de aproximadamente 228.000 niños y 11.000 madres. Simplemente no podemos permitir que esto vuelva a ocurrir. Debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para mantener en funcionamiento los servicios esenciales de salud, inmunización y nutrición, y asegurarnos de que las mujeres y los niños de todo el mundo se sientan seguros de usarlos.

 

Los virus no conocen fronteras. Debemos unirnos ahora como una comunidad global para detener la devastación y proteger a nuestros niños ”.