Ecologistas en Acción ha publicado un análisis que muestra cómo un incremento del uso del vehículo privado podría hacer aumentar las emisiones contaminantes debidas al tráfico. El estudio -encargado por la federación europea Transport & Environment, de la que forma parte Ecologista en Acción- establece en un 25 % el posible aumento con respecto a los niveles prepandemia, si la gente elige conducir en lugar de usar el transporte público u otras alternativas como caminar o ir en bici.
La contaminación atmosférica en las ciudades podría aumentar hasta un 27 %
La caída
del 58 % de la contaminación atmosférica en las principales ciudades
del Estado español durante las semanas del confinamiento podría dar paso
a un repunte de las emisiones derivadas del tráfico. Debido a que mucha
gente está evitando el transporte público por miedo al contagio de la
COVID-19, el uso del vehículo privado va en aumento en la mayoría de las ciudades europeas, y en algunos casos ya ha superado los niveles anteriores a la pandemia.
Ante
estos datos, Ecologistas en Acción ha pedido a las autoridades públicas
que tomen medidas contundentes encaminadas a mejorar la movilidad
ciclista y peatonal; además de poner en marcha un plan para salvar el
transporte público.
Un ejemplo de esta situación se observa en
Madrid. En esta ciudad las emisiones totales de óxidos de nitrógeno
(NOx) debidas al tráfico podrían aumentar hasta un 5 % respecto a los
niveles premia si el coche se usara un 10 % más. Pero esas emisiones
podrían ser hasta un 27 % superiores si la subida en el uso del coche
fuera del 50 %. Hay que recordar que el tráfico es la principal fuente de emisiones de NOx en Madrid, así como en la mayoría de las ciudades europeas.
Ecologistas
en Acción ha recalcado que un aumento en las emisiones contaminantes de
óxidos de nitrógeno sería una terrible noticia para todas las ciudades,
pero especialmente mala para Madrid, Barcelona y Granada. Estas
ciudades ya se enfrentan a niveles de contaminación por óxidos de
nitrógeno por encima de los límites legales de la UE.
Las
emisiones de otro contaminante muy peligroso, las partículas en
suspensión (PM 2,5) podrían aumentar hasta un 7 % si se conduce un 10 %
más de kilómetros y hasta un 33 % si se conducen los vehículos privados
un 50 % más.
Esto vendría a empeorar la mala situación actual,
ya que las partículas PM 2,5 afectaron en el Estado español a 28,6
millones de personas (un 60,9 % de la población) en 2019, según se
refleja en el informe
de calidad del aire Ecologistas en Acción. Debido a su pequeño tamaño,
las partículas pueden penetrar en las partes profundas de los pulmones y
ser absorbidas por la sangre, causando enfermedad cardíaca, ictus y cáncer de pulmón.
Además,
según apunta la organización ecologista, lo más probable es que la
contaminación no se distribuya de forma uniforme por las ciudades, sino
que afecte en mayor medida a los barrios más desfavorecidos y contribuya
a aumentar las desigualdades.
Nuria Blázquez, coordinadora de
Transporte de Ecologistas en Acción, ha declarado: “El aire limpio que
se pudo disfrutar durante el confinamiento podría ser nada más que un
soplo de aire fresco si las autoridades competentes no actúan rápido
para evitar un repunte del tráfico. La contaminación atmosférica es el
principal riesgo medioambiental para la salud en Europa y nos hace más
vulnerables a la COVID-19”.
De cara a prevenir este aumento de
la contaminación, Ecologistas en Acción incide en la necesidad de tomar
medidas dirigidas a disminuir las necesidades de desplazamiento,
carriles bici, ensanche de aceras, además de garantizar un transporte
público de calidad que ofrezca todas las garantías posibles para la
salud y el bienestar de la ciudadanía.
Para la organización
ecologista, es también el momento de poner en marcha y reforzar las
Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) y otras medidas para la disminución del
tráfico, además de introducir zonas de emisiones cero no más tarde de
2030. Todas estas medidas se recogen en la campaña Confinemos los coches, que la organización puso en marcha a finales de mayo.
Nuria
Blázquez ha concluído: “La contaminación atmosférica y la COVID-19
crean un peligroso cóctel que debemos combatir. Soluciones como la
movilidad activa y el transporte público seguro están disponibles.
Debemos impulsarlas sin más dilación”.