IU-CLM sale a la calle en defensa de la sanidad pública

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La declaración universal de los derechos humanos en su artículo 25, la Constitución Española en su artículo 43 y el Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha en su artículo 32 hablan del derecho universal a la salud y el bienestar.

 Para los y las que estamos hoy aquí a la puerta de este hospital ninguno de esos papeles es papel mojado. Es la derecha la que practica el populismo cuando quiere dividir a los españoles entre constitucionalistas y no constitucionalistas, mientras ignora que aquel texto refleja derechos sociales que fueron conquistados con la lucha de las capas populares.

Un juego, el de la demagogia derechista, al que le gusta jugar al señor García-Page.

El presidente de nuestra región se ha instalado en la autocomplacencia y en la competición por y con la derecha en sus prácticas y en su discurso político. La pandemia ha señalado las costuras por las que se rompe el discurso que cita al Estado del Bienestar mientras se traicionan sistemáticamente los derechos sociales. El derecho a la salud de la ciudadanía, independientemente de su renta y posición social, debe ser garantizado por las instituciones públicas y en este caso por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha que es donde residen las competencias para su garantía. Dicen que el virus no entiende de clases sociales, y es verdad.

Es la política y la economía la que entiende. El virus ha puesto de manifiesto la importancia de la sanidad pública como garante del derecho universal a la salud. Así, las bajadas de impuestos a las rentas altas repercuten negativamente en la calidad asistencial de la sanidad pública, mientras los privilegiados pueden permitirse un seguro privado.

El gobierno de Page hace oídos sordos a las numerosas críticas que desde distintos movimientos sociales, ciudadanos y sindicales se han hecho a la gestión de las consecuencias de la pandemia y, especialmente, a la situación de la sanidad pública castellano-manchega. Page llegó al gobierno de nuestra comunidad enarbolando la crítica a los recortes del PP de Cospedal y sin embargo ha sido incapaz de revertirlos, demostrando que tan sólo le interesa alimentar su narcisismo y hacer ahora oposición por la derecha al gobierno de su propio partido.

Según la Encuesta de Gasto Sanitario Público, Castilla-La Mancha es la comunidad que más alejada se encuentra de la inversión en sanidad de 2009, nada menos que un 18,25%.

En 2018 todas las comunidades habían recuperado el nivel de 2009 en gasto sanitario público por habitante, a excepción de Andalucía, Canarias y Castilla-La Mancha, esta última a la cola en la recuperación pues el descenso es de 88 euros por habitante con respecto a 2009. La sanidad no es un negocio, sino un derecho. Años de políticas neoliberales han conseguido que la rentabilidad se introduzca en la gestión sanitaria, propiciando un sesgo de género o que lo que no resulta rentable sea olvidado y apartado: nos referimos a las personas con enfermedades crónicas, la discapacidad, las personas mayores, la pediatría, la ginecología o el tratamiento de la salud mental. Con la segunda ola del virus se constata la importancia capital de la Atención Primaria como puerta de entrada al sistema público de salud.

La calidad de un sistema público de salud se mide por la fortaleza de su atención primaria. Pero aquí el personal médico no ha recuperado su nivel con respecto a los recortes de Cospedal, manteniéndose en 0,82 médicos por cada 1.000 habitantes desde el año 2010. Por comparar no con los países escandinavos, sino con nuestro vecino ibérico, Portugal tiene 2,63 médicos de atención primaria por cada 1.000 habitantes. Con estos números, nuestra región está al nivel de Estonia, Croacia o Malta. En cuanto al personal de enfermería en AP, Castilla-La Mancha tiene 0,75 profesionales por cada 1000 habitantes, un ligero y a todas luces insuficiente repunte de dos centésimas con respecto a 2010 (0,73). La distancia entre el PSOE de Page y el PP de Cospedal es de dos centésimas. Sin embargo, no hemos venido hoy aquí a abuchear sino a aplaudir.

Esta primavera la ciudadanía salió a los balcones cada día a las ocho de la tarde a aplaudir a los profesionales del sistema público de salud, reconociendo su heroico esfuerzo y su papel trascendental en defensa de nuestra propia vida. Hoy modestamente queremos que no perdamos la memoria, queremos dar continuidad a aquellos aplausos, queremos mostrar no sólo nuestro agradecimiento, sino nuestra solidaridad con ellos y con ellas. No sólo a los profesionales de la medicina y la enfermería, sino también al personal de limpieza y de cocina, a celadores y personal administrativo.

Mostramos también nuestra solidaridad con los profesionales que vienen sufriendo agresiones físicas o verbales de algunos usuarios incontrolados.

Pero sabemos que un aplauso, ni miles de aplausos, bastan. Exigimos la mejora radical de las condiciones laborales de trabajadores/as de la sanidad pública, denunciamos el encadenamiento de contratos, los salarios de miseria y las jornadas laborales interminables.

La calidad del sistema público sanitario se mide por la calidad de las condiciones de trabajo de sus profesionales. No faltan profesionales, falta voluntad política para no usar la sanidad como arma arrojadiza y sobre todo para garantizar desde las instituciones públicas los derechos sociales y el derecho a la salud de toda la ciudadanía independiente de su origen o extracción social. Hoy sólo damos un pequeño paso, somos muchos y muchas las que estamos en pie para seguir movilizándonos en defensa de una sanidad pública, universal y gratuita. Seguiremos trabajando para tejer alianzas sociales con movimientos sociales, vecinales y sindicales, con la ciudadanía y con las capas populares.

No dejaremos la calle ni la movilización hasta que nuestros gobernantes abandonen la palabrería y la propaganda y escuchen de una vez a quienes defendemos y necesitamos una sanidad pública y de calidad en Castilla–La Mancha.

Izquierda Unida y el Partido Comunista de Castilla-La Mancha Sábado, 26 de septiembre de 2020.