Desde 1993 el 15 de mayo se celebra, por decisión unánime de la Asamblea de Naciones Unidas, el Día Internacional de la Familia. Este año la conmemoración está cargada de significado debido a la crisis sanitaria provocada por la COVID-19, por la especial situación en la que se encuentran y debido a la importancia del papel que la familia representa en la sociedad en la protección de todos sus miembros.
Las familias, protección frente a la COVID
Coincide
este año con el 25 aniversario de la Declaración de Copenhague y la
Plataforma de Acción de Beijing sobre desarrollo social y la celebración
del Año Internacional
de la Familia, que ponen el foco sobre cuestiones como la protección
social, la igualdad de género, la conciliación de la vida laboral y
familiar, las familias sin hogar y la prevención de la pobreza.
A
los innegables efectos sobre la salud de esta crisis, debemos
necesariamente incorporar los efectos sobre el bienestar de las
familias, porque si algo ha puesto de manifiesto
la pandemia de la COVID-19 es la posición de la familia como
institución esencial para el desarrollo humano y la necesidad de ofrecer
protección en función de las necesidades de las familias, especialmente
las más vulnerables.
La
propia idea de familia ha evolucionado en las últimas décadas; no sólo
legalmente, también sociológicamente en sus distintas formas y
configuraciones, pero a pesar de
estos cambios, continúa constituyendo la unidad básica de la sociedad.
Su tamaño se ha visto reducido y, en paralelo, han aumentado los hogares
monoparentales y también los unipersonales.
Históricamente,
la familia extensa ha sido la encargada de ofrecer una protección
social informal, basada en la afectividad y en la reciprocidad. La
familia ofrece sustento
y cuidados, apoyos de todo tipo que, aun estando presentes en la
actualidad, han dado paso a la protección social por parte de las
políticas públicas.
El
Gobierno regional desarrolla, con la participación de las
organizaciones de infancia y familia, una amplia variedad de iniciativas
encaminadas a la protección de la infancia
y las familias; iniciativas que a lo largo de estos meses se han
seguido desarrollando, adaptando las metodologías de intervención a las
limitaciones que la situación impone.
Del
mismo modo, se han prorrogado hemos prorrogado automáticamente los
títulos de familia numerosa cuya caducidad se produzca durante el estado
de alarma con la finalidad
que las familias numerosas no vean mermados sus derechos durante este
tiempo.
Además,
esta misma semana el Consejo de Gobierno ha aprobado una convocatoria
de ayudas excepcionales para cubrir necesidades básicas de las familias,
unas ayudas pensadas
para 13.000 familias de Castilla-La Mancha, que llegarán a 40.000
personas de manera urgente e inmediata.
Quiero
igualmente destacar las actitudes de responsabilidad, de adaptación a
la situación que estamos atravesando y de ilusión por el compromiso, que
han demostrado en estos
meses tanto niños, niñas y adolescentes, como sus familias. Familias
que han tenido que reinventarse cada día e infundir ánimos ante
situaciones difíciles derivadas de esta pandemia. Otras que, en
ocasiones, han visto reducidas sus visitas a las realizadas
por medios electrónicos, familias con dificultades sobrevenidas,
familias numerosas que tienen muchos miembros para compartir y familias
de acogida, con las que, como otros años, habríamos celebrado por estas
fechas nuestro encuentro anual, a las que quiero
dedicar un recuerdo especial por su dedicación y su generosidad en
todos los momentos, también en estos que estamos viviendo.
En
el camino hacia la normalidad, las familias son refugio y hogar,
protegen y educan hacia la responsabilidad ciudadana para salir a la vez
de esta crisis y continuar reconstruyendo
el bienestar social de Castilla-La Mancha.
Aurelia Sánchez Navarro
Consejera de Bienestar Social de Castilla-La Mancha