Los profesionales de Enfermería de la GAI de Ciudad Real actualizan sus conocimientos sobre el tratamiento de heridas de difícil cicatrización

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Los enfermeros Chema Flores y José Manuel Corrales han visitado los centros de salud adscritos a la Gerencia y varios recursos sociosanitarios para presentar los últimos avances para la prevención de estas lesiones y favorecer su curación. Según un estudio del Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Ulceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP), el tratamiento de heridas acapara el 5% del gasto sanitario en España.

Actualizar y poner al día los conocimientos sobre apósitos y tratamiento de heridas de difícil cicatrización de los profesionales de Enfermería de los centros de salud adscritos a la Gerencia de Atención Integrada de Ciudad Real ha sido la misión que han llevado a cabo estas últimas semanas los enfermeros Chema Flores y José Manuel Corrales.

Las heridas crónicas o de difícil cicatrización, según la terminología actual, son aquellas lesiones de la piel con escasa o nula tendencia a la cicatrización mientras se mantenga la causa que la produce -ulceras por presión y fricción, arteriales, venosas, pie diabético, etc.- y son un importante problema de salud que repercute de forma negativa en la calidad de vida de quienes las sufren.

Flores, enfermero del Centro de Salud III de Ciudad Real, y Corrales, enfermero residente de la Especialidad Familiar y Comunitaria., han visitado todos los centros de salud y varios recursos sociosanitarios del área sanitaria de la capital para informar a los profesionales del amplio catálogo de vendajes que tienen a su disposición para tratar y prevenir de forma específica e individualizada cada una de estas lesiones.

Según Chema Flores, “las etapas de cicatrización son las mismas que en una herida común pero en éstas se alargan en el tiempo y  en vez de siete o doce días nos podemos tirar varios meses e incluso más de un año, tanto por el tipo de herida como por las particularidades del paciente: diabéticos, personas mayores -con la edad las heridas no cicatrizan igual, la alimentación- incontinencia, cambios posturales, inmovilización,… Por eso, apunta José Manuel Corrales, “no se trata solo de curar una herida, sino de valorar al paciente de una manera integral y ver si hay algún problema añadido que incida sobre esa curación”.

La cura tradicional, o seca, la que se realiza con alcohol, algodón y povidona, no sirve para estas lesiones y está totalmente contraindicada. Para las heridas de difícil cicatrización se recurre a la cura en ambiente húmedo, “que evita complicaciones y tiene una mayor eficiencia respecto a la cura seca”, aclara Corrales.

La cura en ambiente húmedo se basa en tres puntos, explica Chema Flores, “gestión de la humedad, aprovechar los beneficios que aporta la humedad propia de las heridas, intercambio gaseoso, el oxígeno alcanza el lecho de la herida y sale dióxido de carbono, y no dejar pasar las bacterias y mantener la temperatura”. Así, subraya, “se acorta el periodo de cicatrización y, a la larga es más rentable porque, si bien son apósitos más caros, ahorramos en tiempo de curación y de trabajo del profesional”.

Como recuerda José Manuel Corrales, las heridas de difícil cicatrización son un serio trastorno para las personas que las padecen porque “son incapacitantes, en ocasiones evitan que se puedan levantar y afectan a la imagen corporal”, y también un importante problema para las arcas públicas, ya que, según un estudio del Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento en Ulceras por Presión y Heridas Crónicas (GNEAUPP), su tratamiento y curación acapara el 5% del gasto sanitario en España.

De ahí que gerencias como la de Ciudad Real tengan un comité de heridas en permanente contacto con los profesionales para asesorarles en la tarea que desarrollan en los consultorios y centros de salud. En la actualidad, las enfermeras y enfermeros de Atención Primaria dela GAI de Ciudad Real están tratando alrededor de 2.600 de estas lesiones, labor a la que se añade el trabajo de prevención que llevan a cabo con los mayores, que son los más propensos a sufrir estas heridas.