30 vecinos de Librilla (Murcia), una localidad de algo más de 5.000 habitantes, han reunido en apenas 24 horas los 251.000 euros necesarios para comprar un edificio neoclásico del siglo XVIII que amenaza ruina. Cada uno de ellos ha adquirido una de las 50 participaciones de 7.500 euros con las que sellaban su acuerdo. Pequeños inversores de Librilla (Murcia) que logran reunir en tiempo récord el dinero necesario para adquirir el edificio neoclásico y evitar así su ruina.
Salvado un edificio del siglo XVIII en 24 horas, por 250.000 euros reunidos por 30 vecinos




No estaban dispuestos a que
el patrimonio artístico y cultural de su municipio se
perdiera para siempre. Y
las Posadas del Duque -la antigua Casa de Postas del pueblo-amenazaba ruina. Tanto es así que la asociación Hispania Nostra las
incluyó en
su Lista Roja (https://listaroja.hispanianostra.org/ficha/posadas-del-duque/) a principios de
este año. Así que
30 vecinos de Librilla
(Murcia), una localidad
de algo
más de
5.000 habitantes, se pusieron de acuerdo,
formaron la “Plataforma en Defensa de Las
Posadas”
y, en apenas 24
horas, aportaron los
251.000 euros necesarios para comprar el edificio neoclásico. Cada uno
de ellos había adquirido una de las 50 participaciones
de
7.500 euros con las
que sellaban
su acuerdo.
Hace unos días, en
una subasta de
la Agencia Tributaria (Aeat), la Plataforma se hizo con la
titularidad de Las Posadas.
Pero su tarea no acaba aquí: ahora
tienen unos pocos días
para solicitar una de las subvenciones del “Programa de
mejora de la competitividad y de dinamización del
patrimonio
histórico con uso turístico” que otorga
el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo dentro del
Plan de Recuperación, Transformación y
Resiliencia, y que
puede alcanzar un
máximo
de 3 millones de
euros. Su objetivo es
donar
el edificio al Ayuntamiento
para su rehabilitación
y puesta a disposición de
los
vecinos de Librilla.
Hispania Nostra felicita
a todos los vecinos de Librilla,
especialmente a los
integrantes
de la Plataforma, y al consistorio, por demostrar que la participación, la organización, el empuje y la iniciativa de unos ciudadanos pueden ser un importantísimo motor
de cambio y
mejora
para nuestro patrimonio cultural, el
patrimonio de todos los
españoles. Desde Hispania Nostra se trabaja
desde
hace años en fomentar el micro mecenazgo a través de su página web (https://crowdfunding.hispanianostra.org/), y hasta el
momento se
han
financiado más de 40 proyectos similares al de Librilla por toda España.
Ojalá
que el ejemplo
de los vecinos de este
municipio murciano
encuentre réplica en
cientos
de pueblos
y ciudades de nuestro país.
Las Posadas del Duque se construyeron a
instancias de José María
Álvarez de Toledo y Gonzaga, duque de Alba y sucesor de la
Casa de los Vélez, señor de Librilla. No se puede establecer la
fecha exacta de construcción
del edificio, pero hay datos
históricos que
nos
permiten dar una aproximación. En 1779 hay
una data de caducidad del último
contrato de
arrendamiento del
viejo mesón y de la
posterior escritura
de arriendo en 1784. Se entiende que
entre
1780 y 1783 tuvieron lugar las obras del
edificio. No se conoce la fecha en la que dejó
de utilizarse y al
terminar la Guerra Civil,
se plantea que sea
reconvertida en una industria conservera, sin llegar a realizarse finalmente.
Tiene planta rectangular que constaba
de dos
zonas, una de alojamiento y recepción de viajeros
y otra de dependencias auxiliares que
se distribuían en torno a un patio, dedicadas a acoger a
los animales de tiro
y a los carruajes. El material empleado es mampostería y ladrillo,
las cubiertas son de una sola vertiente, orientadas al exterior en su fachada
principal y al interior en las dependencias que
dan
al patio. Todo ello resulta
en un
estilo
muy
austero y sobrio. La zona de alojamiento
está
orientada al norte y dividida
en dos pisos. El inferior estaba dedicado a las
cocinas y comedor
mientras
que el superior era para las habitaciones. La fachada tiene once
ejes que corresponden a las once habitaciones de la posada, estando las de mayor rango orientadas al
exterior y el resto al patio interior.
De las tres puertas de la fachada principal, la central era la zona de entrada a los viajeros y las laterales daban paso a los carruajes.
El resto de dependencias distribuidas en
pabellones estaban dedicadas, en su nave
occidental, a servir
como cochera y el resto como caballerizas. Encima de las cuadras se situaban los graneros
y las cámaras para el
forraje. En una de las esquinas aparece
un escudo de armas labrado en piedra perteneciente a la familia de
los
Vélez.