Ángel Sánchez-Bermejo, Felicia Fernández-Pacheco y Vicente Callejas, ‘Manzanareños ausentes 2022’

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A propuesta de las asociaciones vecinales, el Ayuntamiento homenajea a estos tres representantes de quienes, a pesar de salir de Manzanares, mantienen vínculos con su pueblo.

Representan a quienes hace décadas tuvieron que dejar su pueblo por diversas circunstancias pero que nunca han perdido sus vínculos con Manzanares. Son los ‘Manzanareños ausentes’, reconocimiento que en las fiestas patronales de este año, a propuesta de las asociaciones vecinales, ha recaído en Ángel Sánchez-Bermejo, Felicia Fernández-Pacheco y Vicente Callejas.


Las fiestas patronales también han recuperado, tras los dos años de paréntesis por la pandemia, el acto de reconocimiento a los ‘manzanareños ausentes’. El homenaje tuvo lugar a mediodía del domingo en el Castillo de Pilas Bonas en una emotiva gala presentada por José Miguel Martín y amenizada al saxofón por Juan Antonio Moraleda Márquez.


El primer reconocimiento, a propuesta de la asociación de vecinos del barrio del Río, fue para Ángel Sánchez-Bermejo Contreras, nacido en 1958 en la calle Calvario y que, tras estudiar en el colegio del Corral del Concejo y en Altagracia, y trabajar tres años en ‘Antonio Enrique’, se marchó de Manzanares a los 19 años para convertirse en maquinista de trenes. Reside en Leganés y sigue vinculado con Manzanares.


Por la asociación de vecinos de San Blas, la reconocida como ‘Manzanareña ausente 2022’ fue Felicia Fernández-Pacheco Díaz-Portales, nacida en 1941 en Manzanares. Vivió en la actual calle Ramón y Cajal y fue al colegio La Milagrosa y, tras hacer bachillerato, estudió magisterio. Tras casarse a los 21 años, se fue a Campo de Criptana, desde donde emigró a Francia. Allí vivió veinte años y fue profesora de español hasta que regresó a la ciudad de los molinos.


Vicente Callejas Ramos, a propuesta de la asociación de vecinos del Nuevo Manzanres, completó los reconocimientos. Nació en 1952 en la calle Álvarez de Sotomayor, aunque también vivió en las calles Villarreal y pasaje de Alfonso Mellado. Estudió en las Concepcionistas y en la escuela de Don César. Como administrativo trabajó en Riegos Lozano hasta que se fue a la mili en 1974. Tras cumplir con la patria, se fue a Barcelona, donde reside y trabajó en tareas administrativas como responsable de recursos humanos en el sector de la metalurgia. Tampoco ha perdido sus vínculos con su pueblo, al que viene en fechas señaladas.


Además del aplauso del público, con familiares, amigos y representantes de asociaciones vecinales, los tres homenajeados recibieron una placa y un ramo de flores de manos del alcalde de Manzanares y de la concejala de Festejos, Silvia Cebrián. Julián Nieva, que comparó las circunstancias en las que tuvieron que salir de su pueblo con las que hoy vivimos, dijo que estas tres personas representan a tantos y tantos manzanareños que tuvieron que dejar atrás sus raíces. “Representan tres épocas y momentos y a miles de manzanareños que no podemos reconocer”, dijo.


En su intervención, el primer edil destacó la emotividad de un acto que, reconoció, es de los más importantes en los que participa cada año, y pidió a la sociedad actual que sea justa y respetuosa con los movimientos migratorios “porque todos tienen su origen en la búsqueda de una situación mejor, igual que los que vienen aquí desde otros países”.


Julián Nieva recordó que España ha sido un país de emigrantes que han ayudado a desarrollar otros países y que la inmensa mayoría de los cinco millones de inmigrantes que tenemos “son igual de buenos que nosotros y los necesitamos”.

El alcalde también aprovechó este acto para agradecer el trabajo del tejido asociativo de Manzanares, especialmente el de las asociaciones vecinales, con las que dijo que el Ayuntamiento “gobierna en alianza” teniendo siempre presentes sus inquietudes y demandas.