PACK 2 FANTÁSTICOS EBOOKS, Nº 009 - J. K. Vélez, Myconos Kitomher & PROMeBOOK

PACK 2 FANTÁSTICOS EBOOKS, Nº 009

Por J. K. Vélez, Myconos Kitomher & PROMeBOOK

  • Fecha de lanzamiento: 2015-08-04
  • Género: Ciencia ficción

Descripción

En este volumen:
El Misterio de los Creadores de Sombras
J. K. Vélez
El libro que estás a punto de comprar ha tardado veinticinco años en completarse. La historia transcurre en los años ochenta porque el escritor comenzó a escribirla en los ochenta, cuando aún era un niño. Si, como a él, te entusiasmaron Los Goonies, no deberías perderte esta novela. 

Sinopsis: Un grupo de amigos empieza a darse cuenta de que a su alrededor están pasando cosas extrañas. Los animales parecen vigilar sus movimientos, hay terremotos cuyo epicentro es su instituto y reciben una carta del tío de uno de ellos, un espeleólogo que al parecer puede prever el futuro y que les pide que emprendan una arriesgada misión de rescate. Por si fuera poco hay un asesino en serie pululando por el condado y pronto empezarán a sospechar que algo aún más terrible e inimaginable acecha en las sombras… 
+
Las reglas del juego: Una aventura de aceitunas asesinas 
Myconos Kitomher 

Susan, una mujer atrapada en un juego macabro con su grupo de nuevas amigas, se verá obligada a enfrentarse a ellas para salvar la vida de su marido y de sus dos hijos. 

Fragmento: 
—No sé lo que es, pero Isobel tiene uno. Se lo vi el pasado viernes, durante la partida. Le caminaba por debajo de la piel, le bajaba por el cuello. 
—¿Y no dijiste nada? 
—Me pareció divertido. Supongo que no estaba en mis cabales. 
—¿Y ahora lo estás? 
—¡Ahora lo tengo dentro! ¡No es lo mismo, j***r! 
—A ver, no te muevas. Déjame que lo mire otra vez. Quizá hayan sido imaginaciones mías. 
Susan volvió a apartarle el pelo, pero esta vez le metió el cañón de la pistola en el costado. 
—No te muevas si quieres conservar las tripas dentro. 
—Qué agradable te has vuelto. 
—Culpa vuestra. 
El bulto había desaparecido. Susan estaba por creer que se lo había imaginado cuando volvió a localizarlo, en medio del cuello. Muy despacio, sin creer que aquello pudiera estar sucediendo realmente, pero consciente de que no soñaba, acercó un dedo al extraño bulto. Era más bien alargado, más o menos del tamaño de una canica, pero con la forma de un melón. Cuando Susan lo palpó con el dedo índice, la cosa echó a correr cuello abajo, abultando la piel a su paso. 
—Dios Santo... 
—¿Qué pasa? 
—Madre mía... 
—¡Susan! 
—¿No lo sientes? Te… te está bajando. 
—¡No siento nada de nada! ¡Déjame parar, no puedo conducir así! 
(…)
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