Muchas de las reflexiones escritas en estas páginas se las debo a mis alumnos del Pontificio Instituto Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la familia, en su sede de Madrid. Se han ido fraguando durante años, al calor de gratas conversaciones, en clases y pasillos, mientras estudiábamos –reconozco que con mucho entusiasmo– las Catequesis de Juan Pablo II sobre el amor humano, más conocidas como Catequesis sobre Teología del cuerpo. Una materia tan sugerente y, a la vez, aún tan desconocida, que va cobrando cada vez más actualidad y que, bien desarrollada y aplicada, puede aportar gran riqueza de matices a la hora de abordar muchos de los clásicos tratados de Teología.
