pero cuando llegué no respiraba ni uno; apenas el vegetariano, que con casi los dos pies allá es menos que uno. Ustedes conocen parte de la noticia por los medios: Óscar, el gato que augura la muerte de los ancianos. Recordé el cuento de Poe, y como desde siempre he querido ser él, apunté como pude las señas del geriátrico y salí hacia allí sin formalizar siquiera una cita.