Hay muchas Ferias de Abril de Sevilla. Una de mis favoritas consiste en pararme a mirar sin más. Coincido con quienes afirman que en la Feria no hace falta más que sentarse en la puerta de una caseta y mirar el pasar de la gente, los coches y caballos, las luces y colores. A las mujeres.
Es una Feria diferente, distinta a la habitual, solitaria, pausada, individualista y serena.
Estas fotografías son el resultado de esa observación. He querido centrarme en la gente, en su variedad y particularidad, olvidando otras escenas más habituales y, aunque quizás muchas de ellas resulten intrascendentes y faltas de estética, no me han pasado desapercibidas.