La Ley, como dice la cita, establece una justa norma de vida que no es fácil de seguir. He sido muchas veces amigo de un mendigo, en circunstancias que a ambos nos impedían descubrir si el otro era digno. Todavía me falta ser hermano de un príncipe, aunque en una ocasión conocí de cerca a quien pudo haber sido un verdadero rey, y me prometieron la posesión de un reino: un ejército, un tribunal de justicia, rentas y principios políticos, todo de una vez. Pero ahora mucho me temo que mi rey esté muerto, y si quiero una corona tengo que buscarla por mi cuenta.